Aproveche el ejemplo de justicia de Ruanda, la reconciliación después del genocidio tutsi de 1994 para detener los movimientos impulsados por el odio, el Secretario General destaca en el mensaje de observancia

A continuación está el mensaje del Secretario General de la ONU, António Guterres, en el Día Internacional de Reflexión sobre el Genocidio de 1994 contra los Tutsi en Ruanda, observado el 7 de abril:

Tengo el privilegio de participar en la conmemoración del Día Internacional de Reflexión sobre el Genocidio de 1994 contra los Tutsi en Ruanda.

Este año se cumplen 27 años desde que más de 1 millón de personas fueron asesinadas sistemáticamente en menos de tres meses en Ruanda. La mayoría eran tutsis, pero también hutus y otros que se oponían al genocidio.

Esos días de 1994 permanecen en nuestra conciencia colectiva como uno de los más horribles de la historia humana reciente. En este Día, honramos a los asesinados, reflexionamos sobre el sufrimiento y reconocemos la resistencia de los que sobrevivieron. Al unirnos en solidaridad con el pueblo de Rwanda, debemos examinar detenidamente el mundo de hoy y asegurarnos de prestar atención a las lecciones de hace 27 años.

Hoy en día, en todo el mundo, las personas están amenazadas por grupos extremistas decididos a aumentar sus filas mediante la polarización social y la manipulación política y cultural. Estos movimientos extremistas representan la principal amenaza a la seguridad en muchos países. Si bien la tecnología y las técnicas que utilizan los extremistas están evolucionando, los mensajes viles y la retórica siguen siendo los mismos. La deshumanización de las comunidades, la desinformación y el discurso del odio están avivando los fuegos de la violencia.

La pandemia de COVID-19 subraya la urgencia de abordar las divisiones cada vez más profundas. La crisis de salud mundial ha afectado profundamente a todo el espectro de derechos humanos en todas las regiones, alimentando aún más la discriminación, la polarización social y las desigualdades, todo lo cual puede conducir a la violencia y los conflictos. Vimos lo que sucedió en Ruanda en 1994 y conocemos las horribles consecuencias cuando se permite que prevalezca el odio.

Evitar que la historia se repita requiere contrarrestar estos movimientos impulsados por el odio que se han convertido en una amenaza transnacional. Debemos redoblar nuestros esfuerzos y forjar una agenda común para renovar y revitalizar nuestras acciones colectivas en el futuro. Al hacer esto, debemos defender los derechos humanos y continuar impulsando políticas que respeten plenamente a todos los miembros de la sociedad.

Ruanda experimentó uno de los capítulos más dolorosos de la historia de la humanidad moderna, pero su gente se ha reconstruido desde las cenizas. Después de sufrir una violencia y una discriminación de género indescriptibles, las mujeres de Ruanda ocupan ahora más del 60% de los escaños parlamentarios, lo que convierte a Ruanda en un líder mundial. El pueblo de Rwanda nos ha mostrado el poder de la justicia y la reconciliación y la posibilidad de progreso.

En este día solemne, comprometámonos todos a construir un mundo guiado por los derechos humanos y la dignidad para todos.

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