Brindar atención médica contra viento y marea
Los profesionales de la salud, que también huyeron de la violencia, han comenzado a regresar con todos los demás. Muchos, conscientes del desastroso estado de la atención médica en la zona, han traído medicamentos y suministros médicos básicos. Pero hacer que los hospitales vuelvan a funcionar no ha sido fácil.
"Solo proporcionábamos atención ambulatoria, sin importar el caso", dice Benoît Mayenge, enfermera del centro de atención médica de Mulolwa.
Los enfermos y heridos se fueron a casa inmediatamente después de recibir atención porque no había camas ni colchones. Todo había sido saqueado.
"No había ni una sola silla para los pacientes", dice Jean Kabwe, enfermera de un centro de salud en Lukombe. Además, muchas habitaciones ya no tenían techo y estaban expuestas al aullido del viento y la lluvia torrencial.
Y cuando los medicamentos se agotaron, la falta de transporte disponible hizo que la reposición de existencias fuera una prueba. "No teníamos bicicletas ni motocicletas. Para hacer el viaje, tuve que caminar casi 20 kilómetros y luego tomar una mototaxi hacia Kalemie. En el camino de regreso, hacía lo mismo, con los medicamentos en la cabeza, "dice Benoît.