Practicar un deporte sin poder ver es ahora una realidad. Para Irma Nallely Baltazar, jugar sin ver tiene una chispa especial que sirve para derribar divisiones y barreras e iniciarse en la práctica deportiva.
El deporte es un derecho humano y al reconocerlo como tal es posible hacerlo accesible para todas las personas, comenta Irma, una de las cinco estudiantes de la Universidad de Guanajuato (UG) que crearon Tiro en Braille.
Daniel Añorve, profesor de la citada Universidad, convocó a su grupo de la materia optativa Relaciones Internacionales de 2019 a crear de manera voluntaria un deporte que todo mundo pudiera jugar, que tuviera un enfoque de derechos humanos y que estuviera alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Fue así como José Pablo Fuentes, Axel Adrián Jiménez, María Fernanda Lara e Irma, de la carrera de Derecho, y Dulce Rivera de Administración Pública, diseñaron Tiro en Braille.
Con o sin discapacidad
Se trata de un juego creado por estudiantes mexicanos en el que cualquier personas, con y sin discapacidad, puede jugar simultáneamente sin categorías ni divisiones.
En casi todas las escuelas de educación básica se dan clases de educación física, pero Irma no se había sentido identificada ni involucrada en la práctica hasta que cursó la educación superior, cuando se presentó la oportunidad, no sólo de jugar, sino de crear un deporte totalmente inclusivo.
Las personas que juegan Tiro en Braille lo hacen a ciegas, se guían mediante la escucha y deben meter pelotas especialmente diseñadas a unos cestos al ras del suelo para acumular puntos.
La creación del juego partió de la premisa de que las personas ciegas o con debilidad visual participaran sin desventaja competitiva frente a personas normovisuales, quienes deben vendarse los ojos. También se tuvo en cuenta que fuese accesible económicamente, con pocos aditamentos para su replicabilidad; con un bajo impacto ambiental; e incluso que contara con elementos del juego de pelota tradicional de pueblos indígenas de México.
El proceso hizo repensar el deporte como una herramienta para convivir y ejercitar el pensamiento analítico, para explorar y fortalecer las capacidades físicas y las habilidades socioemocionales de cada persona y desde su propia realidad.
La propuesta se mejora continuamente como un proyecto que forma parte de la Unidad de Aprendizaje de la Universidad, a través del Seminario de Relaciones Internacionales, la cual promueve iniciativas estudiantiles que son vinculadas con la docencia y la investigación científica, explicó Daniel Añorve.
Por ejemplo, el primer torneo en 2022 se jugó en una cancha de cemento de 5×8 metros con una duración de 30 minutos por partido, mientras que el segundo de 2023 se realizó sobre pasto, en un espacio de 6×10 metros, con partidos con dos mitades de 20 minutos, se introdujeron tiros penales y se mejoraron las cestas y balones a usar. Para la tercera edición, en 2024, se contempla una cancha de pasto cuadrada de 10×10 metros y una significativa reducción del contacto físico entre participantes, para proteger la integridad física de quienes participan.
Las y los estudiantes contaron con la asesoría académica de Francisco Mora Sifuentes y la guía continua del profesor Añorve. El eje transversal del desarrollo fue considerar al deporte como un derecho humano y constitucional, que, al igual que el derecho a la alimentación o a la vivienda, debería ser accesible y asequible desde su concepto y para la vida cotidiana, como lo promueve la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, a través de sus instrumentos internacionales y sus programas, como Fit for Life.
Una chispa especial
Irma Nallely Baltazar señala que persisten estereotipos y prejuicios que hacen dudar a algunas personas de comenzar a practicar algún deporte o actividad física, lo que evita una inclusión total o un disfrute pleno. Por ejemplo, pensar erróneamente que las personas normativamente capacitadas deben cuidar de las personas con discapacidad al competir o jugar, que los hombres deben regular su fuerza o que las mujeres no tienen oportunidad de ganar en competencias aún llamadas mixtas.
El cuerpo es protagonista en el deporte, la seguridad debe preservarse y el deporte puede adaptarse y recrearse para lograrlo. Irma explica que, contrario a algunas ideas persistentes, se debe partir del reconocimiento de las capacidades propias de cada cuerpo para, entonces, emplear alguna característica física como ventaja o incluso como desventaja en la activación física, en vez de partir de un ideal corporal.
Por ejemplo, cuenta que en los torneos de Tiro en Braille las personas de baja estatura se escabullían entre brazos y piernas. Por lo que invitó a las personas a explorar las capacidades de su propio cuerpo e identificar con qué se sienten más seguras para disfrutar de más actividades.
“Todas las personas nos deberíamos dar la oportunidad de conocer nuestro cuerpo, nuestras capacidades a través del deporte y que sea más accesible para todas las personas”.
Aunque ya terminó sus estudios universitarios, Irma desea seguir participando en los torneos de Tiro en Braille, y llama a las instituciones y a la iniciativa privada a financiar y a promover iniciativas que persiguen la inclusión y la diversificación de las opciones deportivas.
El próximo Torneo Interuniversitario de Tiro en Braille se realizará del 17 al 31 de mayo de 2024 con una participación estimada de 120 personas.