La crisis sanitaria empeorará en Rafah, a medida que las temperaturas sigan subiendo en las próximas semanas. Por el momento, se ha reportado ya la muerte de dos niños a causa del calor, informó este lunes la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA).
En Rafah, al sur de la Franja Gaza, se refugia más de un millón de personas en condiciones extremas de hacinamiento, carencias y precariedad, que ahora, además, deben soportar temperaturas de hasta 40°C.
La mayoría de las familias en Rafah no tienen ni siquiera tiendas de campaña, y muchas viven bajo láminas de plástico de desecho, haciendo todo lo que pueden para sobrevivir, detalló UNRWA.
La Agencia precisó que las personas desplazadas tienen acceso a menos de un litro de agua por persona al día para beber, lavarse y bañarse, frente al mínimo de 15 litros que se estiman necesarios para la vida diaria.
Los niños pagan el precio más alto
El organismo también indicó que al menos 17.000 niños se han quedado solos o han sido separados de sus familias desde que Israel embistiera militarmente contra Gaza el 7 de octubre pasado.
Con más del 70% de las casas dañadas o destruidas, la mayoría de los niños han perdido sus hogares.
UNRWA señaló que las escuelas se han convertido en refugios para la supervivencia y se ha suspendido la educación.
En este sentido, reiteró que los niños son los que pagan el precio más alto de la guerra y subrayó que su futuro precisa protección.
Tras destacar que los gazatíes viven con un temor constante de lo que pueda pasar en cualquier instante, la Agencia urgió una vez más a un alto el fuego inmediato en Gaza.
Los civiles deben ser protegidos y provistos de bienes esenciales
En la misma línea, la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA) reiteró que todas las partes en el conflicto deben respetar sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario, lo que implica la protección de los civiles y los bienes de carácter civil en todo momento.
OCHA abundó que esta protección incluye permitir que los civiles se vayan a zonas más seguras y puedan regresar a sus casas tan pronto mejoren las circunstancias.
“Pero independientemente de si se mudan o se quedan, los civiles deben ser protegidos y deben recibir lo esencial que necesitan para sobrevivir: alimentos, refugio, atención médica y otro tipo de apoyo crítico”, recalcó OCHA.