“El conflicto en Oriente Medio empeora cada hora, y nuestras advertencias sobre los terribles efectos de la escalada siguen cumpliéndose”, dijo el Secretario General de la ONU aludiendo a la crisis en Líbano este martes, cuando “la pesadilla de Gaza” entra en un segundo año “atroz y abominable”.
En una comparecencia ante la prensa en Nueva York, António Guterres definió el pasado como un año de crisis humanitaria, política, diplomática y moral.
Entre las barbaridades que sufre el pueblo de Gaza mencionó los más de 41.000 asesinados, mujeres y niños en su mayoría, los miles de desaparecidos y el desplazamiento de casi toda la población.
Guterres destacó que pese a que la labor humanitaria es imprescindible, los trabajadores dedicados a ayudar a los demás encaran peligros sin precedentes, que ya le han costado la vida a cientos de ellos, muchos de los cuales eran personal de la ONU, particularmente de la Agencia para los Refugiados Palestinos (UNRWA).
Ese organismo representa la columna vertebral de las operaciones de ayuda humanitaria en Gaza y, en medio de toda la agitación, es más indispensable que nunca, sostuvo.
“UNRWA, más que nunca, es irremplazable”, recalcó Guterres, haciendo patente su preocupación por el proyecto de ley que podría impedir que el organismo continuara su labor esencial en los territorios palestinos ocupados.
Carta a Netanyahu
Prohibir el trabajo de UNRWA “sería una catástrofe en lo que ya es un desastre absoluto”, declaró, e informó haberle planteado estos argumentos en una carta al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
El líder de la ONU explicó que dicha medida asestaría un golpe terrible a la respuesta humanitaria internacional en Gaza porque pondría fin a la coordinación para proteger los convoyes, oficinas y refugios de las Naciones Unidas que atienden a cientos de miles de personas.
Sin la UNRWA, la distribución de alimentos, refugio y atención sanitaria a la mayor parte de la población de Gaza se paralizaría, y los 660.000 niños gazatíes perderían la única entidad que puede reiniciar la educación, lo que pondría en riesgo el destino de toda una generación.
Además, prosiguió, muchos servicios sanitarios, educativos y sociales también se acabarían en la Cisjordania ocupada, incluida Jerusalén Oriental.
“Si se aprueba, esa legislación sería diametralmente opuesta a la Carta de las Naciones Unidas y violaría las obligaciones de Israel en virtud del derecho internacional”, subrayó Guterres, y añadió que la legislación nacional no puede alterar esas obligaciones.
Asimismo, argumentó que políticamente, la legislación sería un enorme revés para los esfuerzos de paz sostenibles y la solución de dos Estados, lo que alimentaría la inestabilidad y la inseguridad.
Se agrava la situación en el norte de Gaza
El Secretario General alertó de la gravedad de los últimos acontecimientos, citando la agudización de la ofensiva israelí en el norte de Gaza donde ha atacado zonas residenciales, ordenado la evacuación de hospitales y cortado la electricidad, sin permitir la entrada de combustible ni productos comerciales.
Unas 400.000 personas se ven obligadas una vez más a trasladarse al sur, a una zona superpoblada, contaminada y carente de lo básico para la supervivencia.
“Ordenar a los civiles que evacuen no garantiza su seguridad si no tienen un lugar seguro al que ir ni refugio, alimentos, medicinas ni agua. Ningún lugar es seguro en Gaza y nadie está a salvo”, enfatizó Guterres.
En este sentido, recordó que el derecho internacional es inequívoco: los civiles de todas partes deben ser respetados y protegidos, y sus necesidades esenciales deben ser atendidas, incluso mediante asistencia humanitaria. Todos los rehenes deben ser liberados.
“Condeno enérgicamente todas las violaciones del derecho internacional humanitario en Gaza”, puntualizó.
Medio Oriente es un polvorín
Al referirse a la situación regional, Guterres afirmó que Medio Oriente es un polvorín con la Cisjordania ocupada en ebullición y la arremetida israelí a gran escala contra Líbano, que ha matado a 1500 personas en las últimas dos semanas.
“El saldo supera ya la guerra de 2006 en el Líbano”, precisó.
En tanto, los ataques de Hezboláh y otros grupos al sur de la Línea Azul han matado al menos a 49 personas durante el último año, abundó.
La escalada ha provocado el desplazamiento de más de un millón de personas en Líbano, con 300.000 cruzando a Siria, mientras que en Israel, unas 60.000 siguen desplazadas.
Al borde de una guerra total en Líbano
“Estamos al borde de una guerra total en Líbano, con consecuencias ya devastadoras. Pero todavía hay tiempo para detenerse”, aseguró Guterres, y acotó que la fuerza de mantenimiento de la paz que patrulla la Línea Azul, que divide a ese país de Israel, sigue trabajando y todos los actores deben garantizar su seguridad.
En este punto, también resaltó la soberanía y la integridad territorial de todos los países.
El Secretario General alertó nuevamente de que cada ataque, misil o cohete disparado aleja aún más la paz y multiplica el sufrimiento de millones de civiles atrapados en el medio.
“Por eso no podemos renunciar, ni renunciaremos, a nuestros llamamientos a un alto el fuego inmediato tanto en Gaza como en Líbano (…) Por eso no podemos renunciar, ni renunciaremos, a nuestros llamamientos a una acción irreversible para una solución de dos Estados entre Israel y Palestina. Todos los pueblos de la región merecen vivir en paz”, concluyó.