
La presidenta Roberta Metsola dio inicio a la ceremonia, que también conmemoró el 80 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau el 27 de enero y que incluyó la interpretación de varias piezas con el que fue el violonchelo de Pál Hermann.
«No podemos olvidar, y debemos actuar. La nuestra es la última generación que ha tenido el privilegio de conocer a los supervivientes del Holocausto y de escuchar sus relatos de primera mano. Sus voces, su coraje y sus recuerdos son un puente hacia el pasado que no debemos olvidar nunca. Porque incluso tras los horrores del Holocausto, el antisemitismo no desapareció. Persistió. Evolucionó.
La memoria es una obligación. Una responsabilidad para que “nunca jamás” no sea una promesa vacía. Este Parlamento Europeo recordará siempre. Y siempre alzaremos nuestra voz, como nos enseñó nuestra primera presidenta, Simone Veil, ella misma superviviente del Holocausto. Su legado nos recuerda que la neutralidad solo ayuda al opresor, nunca a la víctima. Este Parlamento siempre estará del lado de la dignidad. Por la esperanza. Por la humanidad», señaló Metsola.
En su intervención ante el pleno, Corrie Hermann relató la historia de cómo su padre, el compositor y violonchelista húngaro Pál Hermann, considerado uno de los mejores chelistas de su época, fue asesinado por los nazis en 1944. «Esta historia sobre una víctima del Holocausto está dedicada a cada una de los seis millones de víctimas a las que hoy seguimos llorando», afirmó.
Hermann habló de la trayectoria musical de su padre, desde su formación en la Academia Franz Liszt de Budapest a tocar en los escenarios más prestigiosos de Europa. Tras huir a Bélgica y Francia, fue detenido en Toulouse en una redada en abril de 1944 y llevado al campo de Drancy, cerca de París, desde donde salían los convoyes a los campos de concentración. Fue deportado desde allí al campo de Kaunas, en Lituania. Antes de salir el tren, Pál Hermann pudo lanzar una nota en la que pedía que se salvara su violonchelo Gagliano. La nota fue encontrada y enviada a su cuñado, quien tras reemplazar el chelo por un instrumento de menos valor, escapó con el Gagliano a su espalda. «No sabemos lo que pasó después, pero solo un puñado de prisioneros volvieron después de la guerra», explicó Corrie Hermann.
Pese a su trágico destino, la música de Pál Hermann sigue inspirando a personas de todo el mundo. Más de ochenta años después de su muerte, reapareció su violonchelo Gagliano y sus piezas han sido interpretadas por instrumentistas de renombre. «Hitler quemó libros, destruyó pinturas y asesinó a millones, pero la música es invencible», afirmó Corrie Hermann.
Tras el discurso, los eurodiputados guardaron un minuto de silencio, seguido de una segunda interpretación musical, de la pieza «Kaddish» de Maurice Ravel, con el violonchelo Gagliano que perteneció a Pál Hermann.
Puede ver la ceremonia completa.
Pál y Corrie Hermann
Pál Hermann, nacido el 27 de marzo de 1902 en Budapest, fue un reconocido violonchelista y compositor húngaro. Durante la década de 1920 se trasladó a Berlín y actuó por toda Europa con su chelo Gagliano. En 1933 huyó a Bélgica y después a Francia. Arrestado por los nazis en Toulouse en 1944, fue asesinado en Lituania unos meses más tarde.
Corrie (Cornelia) Hermann, nacida el 4 de agosto de 1932 en Amersfoort (Países Bajos), trabajó como médica y después entró en política, hasta llegar a ser diputada en el Parlamento nacional holandés. En 1996 creó el fondo Paul Hermann para apoyar a violonchelistas jóvenes.