Los líderes civiles y militares de los grupos armados de Ruanda en territorio congolés anunciaron en un comunicado público su intención de poner fin a la lucha armada, condenaron el genocidio de 1994 y aceptaron entregar sus armas bajo el programa de desarme, desmovilización, repatriación y reintegración a la sociedad civil de la MONUC.
Swing encomió la declaración al considerar que “abre nuevas perspectivas para la solución rápida y definitiva del problema de los grupos armados ruandeses en la República Democrática del Congo y para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas normales entre ambos países”.
Por lo pronto, la MONUC ha designado seis centros temporales para que los ruandeses interesados en acogerse al programa entreguen sus armas y se inscriban en el programa de repatriación.
Los ex combatientes serán escoltados por los cascos azules de la MONUC hasta la frontera con Ruanda, donde las autoridades nacionales tomarán su custodia bajo el programa de desmovilización y reinserción social ruandés.
La MONUC estará encargada de registrar y destruir todas las armas colectadas.