¿Qué se puede hacer para ayudar, desde un punto de vista humanitario?
IB: Cualquier solución tiene que enfocarse primero en mejorar las condiciones de seguridad y facilitar el regreso de las autoridades a las áreas que han dejado, para que las rutas migratorias y las prácticas de pastoreo y ganadería se vuelvan a regular. Al idear soluciones, también debemos tener en cuenta que las tensiones tienden a estallar en determinadas épocas del año, es decir, entre la llegada de los pastores de los países vecinos en enero y febrero y su partida en abril y mayo.
La prestación de asistencia humanitaria a los pastores es muy controvertida porque la migración estacional es una fuente de tensión y violencia. Pero se están asignando muy pocos recursos para apoyar un proceso de migración pacífica y ayudar a las personas más vulnerables en las áreas afectadas.
Se puede alentar a los agricultores a reconsiderar ciertas prácticas que son tanto riesgosas para ellos como para el medio ambiente. La práctica de quemar la tierra antes de cultivarla, por ejemplo, requiere grandes extensiones de tierra. Pero, con las malas condiciones de seguridad que limitan el acceso a los campos, la gente tiene que viajar más y más lejos para encontrar grandes extensiones de tierra fértil, poniendo en riesgo su seguridad. Los agricultores pueden recibir capacitación en nuevas prácticas agrícolas que reducirían tanto la necesidad de viajar como el impacto ambiental.
Es necesario hacer más para fomentar la cohesión social.
Los ganaderos y los agricultores siempre han tenido una relación de beneficio mutuo. La migración estacional no tiene por qué significar competir por el agua y la tierra; puede ofrecer una oportunidad real para el intercambio cultural, social y económico. Los pastores pueden vender sus animales y comprar cereales a los agricultores. Así es como se crean alianzas y se forjan vínculos, pero solo si existe armonía entre los dos grupos.