Año nuevo, masacre nueva, mismas respuestas.
A fines de enero, una disputa por la tierra entre dos parientes en la provincia de Hela de Papúa Nueva Guinea se volvió mortal. Según un periodista que investigó el incidente, veintiún fueron asesinados, incluidas dos adolescentes y su madre. Algunas de las víctimas fueron decapitadas y les cortaron las extremidades.
En las tierras altas de Papúa Nueva Guinea, las disputas familiares y de tierras se han convertido durante mucho tiempo en peleas mortales entre hombres. Pero cada vez más , se ataca a mujeres y niños.
En julio de 2019, los combatientes tribales mataron al menos a diez mujeres, dos embarazadas y seis niños en Karida, provincia de Hela. Todos fueron asesinados a machetazos.
En ese momento, el primer ministro James Marape, oriundo de la zona, prometió «ir tras» los responsables.
Sin embargo, desde la masacre de Karida, se han producido al menos cuatro nuevas masacres en Hela y la provincia vecina de Enga y el gobierno no ha tomado medidas demostrables para arrestar o enjuiciar a los responsables.
En diciembre de 2019, según los informes , siete murieron en combates tribales en la provincia de Enga. Un mes después, los enfrentamientos entre dos clanes en Enga mataron a cuatro hombres e hirieron a mujeres y niños, que fueron cortados con cuchillos. En marzo de 2020, según los informes , otros diez fueron asesinados en Enga, incluidos 3 niños de 5 y 6 años.
Los últimos asesinatos de enero tuvieron lugar en una zona de fácil acceso de Hela, a solo 20 minutos en coche de Tari, la capital provincial.
Pero los periódicos informaron que cuando el gobernador provincial pidió apoyo policial para detener los asesinatos, las fuerzas de seguridad desplegadas para proteger una operación de gas natural en Hela se negaron a ceder a menos que el gobierno les pagara más.
En respuesta a los recientes asesinatos, el primer ministro Marape dijo que “solo hay unos 60 policías permanentes en toda la provincia de Hela” y que su gobierno estaba trabajando para mejorar la proporción de policías por ciudadanos. Dijo lo mismo hace dos años, luego de la masacre de Karida.
Las promesas incumplidas no protegerán a las poblaciones de las Tierras Altas. Las autoridades no deben demorar en llevar ante la justicia a los responsables de delitos y en reclutar y capacitar a más policías para proteger al público.